Tres muertos en plena protesta... ¿Ha comenzado el régimen su guerra abierta contra la juventud? En una escena que refleja el desprecio sistemático por la dignidad popular, tres jóvenes marroquíes fueron asesinados durante una protesta pacífica en la localidad de Laqliaa, al sur del país, por disparos directos de elementos de la Gendarmería Real. No hubo intento de asalto, ni enfrentamiento armado. Estaban en la plaza, exigiendo derechos básicos: educación, salud y dignidad. La respuesta fue el plomo. Este crimen, presenciado por los vecinos, no es un hecho aislado. Es la continuación de una política de seguridad que ve en la voz ciudadana una amenaza, en la reunión pública un peligro, y en la juventud un enemigo. El régimen no se equivocó: eligió matar como mensaje. En Marrakech, se encontraron los cuerpos de tres jóvenes dentro de un aljibe. En Essaouira, otros tres murieron en un apartamento, en medio de versiones contradictorias y silencio oficial. Todos estos hechos, aunque distintos en forma, comparten el mismo fondo: desprecio por la vida y perpetuación de la impunidad. El mensaje del régimen es claro: quien protesta, muere; quien exige, es aplastado; quien calla, es olvidado. La generación Z no pide privilegios, exige derechos. Pero el régimen, fallido y demente, no busca reformas, sino humillación. El conflicto ya no es latente: está en el centro de la plaza. La sangre derramada en Laqliaa no es un margen, es un título. La plaza llena de rabia no se vacía con silencio. Quien asesina al pueblo, declara una guerra sin retorno. Beloud